lunes, 16 de enero de 2012

Pesto de Orégano - PREMIUM***

Variaciones sobre Original de Marlene Mattar en Taste of Beirut – “Zaatar Pesto’

“¡Me encanta el pesto! El pesto, cualquiera sea, es algo tan personal y tan temporal; depende del humor en el cual se encuentre y del clima cambiante y de lo que encuentre en su alacena. Dar una receta es pura pretensión y por lo tanto esto es solo un memento. 
La hierba o la cantidad de hierba, o verdura, que le otorgara su nombre, o de la semilla que le hará de compañía, o del queso que se acoplará al trió o el aceite de oliva que los unirá, dependen solamente de usted y sus gustos y deseos”.

Y ya que se da la oportunidad, lea usted…

Poema Orégano de Pablo Neruda
Cuando aprendí con lentitud a hablar creo que ya aprendí la incoherencia: no me entendía nadie, ni yo mismo, y odié aquellas palabras que me volvían siempre al mismo pozo, al pozo de mi ser aún oscuro, aún traspasado de mi nacimiento, hasta que me encontré sobre un andén o en un campo recién estrenado una palabra: orégano, palabra que me desenredó como sacándome de un laberinto. No quise aprender más palabra alguna. Quemé los diccionarios, me encerré en esas sílabas cantoras, retrospectivas, mágicas, silvestres, y a todo grito por la orilla de los ríos, entre las afiladas espadañas o en el cemento de la ciudadela, en minas, oficinas y velorios, yo masticaba mi palabra orégano y era como si fuera una paloma la que soltaba entre los ignorantes. Qué olor a corazón temible, qué olor a violetario verdadero, y qué forma de párpado para dormir cerrando los ojos: la noche tiene orégano y otras veces haciéndose revólver me acompañó a pasear entre las fieras: esa palabra defendió mis versos. Un tarascón, unos colmillos (iban sin duda a destrozarme) los jabalíes y los cocodrilos: entonces saqué de mi bolsillo mi estimable palabra: orégano, grité con alegría, blandiéndola en mi mano temblorosa. Oh milagro, las fieras asustadas me pidieron perdón y me pidieron humildemente orégano. Oh lepidóptero entre las palabras, oh palabra helicóptero, purísima y preñada como una aparición sacerdotal y cargada de aroma, territorial como un leopardo negro, fosforescente orégano que me sirvió para no hablar con nadie, y para aclarar mi destino renunciando al alarde del discurso con un secreto idioma, el del orégano.

Qué y Cuanto
Las hojas de un ramo de orégano fresco o zaatar
Las hojas de ½ ramo de perejil fresco
50 gr. a 100gr. de nueces
3 a 5 dientes de ajo
50 cc. a 100 cc. de aceite de oliva virgen
75 gr. de queso gruyere rallado
Sal atlántica y pimienta blanca molida a gusto
Como
A) Prepare el pesto de orégano, picando, con la ayuda de una procesadora de alimentos, las hojas de orégano, las hojas de perejil, las nueces y los dientes de ajo. Agregue gradualmente el aceite de oliva.
B) Durante el proceso, pruebe y adapte el pesto a su sabor, modificando las cantidades.
C) Agréguele el queso gruyere rallado y pique nuevamente.
D) Pruebe.
E) Agréguele sal y pimienta molida.
F) Pruebe nuevamente y agréguele lo que desea para convertir este pesto en propio.
Y se puede usar como salsa para tallarines, o untando un sándwich, o aliñando ensaladas, o con arroz o papas. Yo lo use marinando pollo asado y quedo…
Exquisito!
Buen Provecho…

2 comentarios:

  1. Oh :0 y doble oh!
    Con poema y todo, además de la foto del orégano que casi se huele hasta acá (bueno... con un poco de imaginación.
    Zaatar es orégano???? Haberlo sabido antes, quizá usaría más seguido esos tremendos frascotes de zaatar que yacen al fondo de un mueble en mi cocina.

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  2. Totalmente de acuerdo en tu apreciación del pesto.
    Personal y variable, según el estado-estación-condición, pero un atrevimiento siempre. Será que me atemoriza ponerle nombre, y que de su lugar de procedencia se enfaden por no ser fiel... pero... a mí me parece que tiene tantísimos matices posibles, que es una receta tan aprovechable...
    ¡Me encanta!
    Y el poema que esta mañana tiene para mí un significado especial (aunque podría haber sido "orégano", como cualquier otra la que me hiciera despertar).
    Un saludo, Daniel... siempre un placer pasar por aquí... y cada vez más. Es una impresión, o tus entradas son ahora más cercanas? (eso también me gusta )

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