Variaciones sobre Original de Marlene Mattar en Taste of Beirut – “Zaatar Pesto’
“¡Me encanta el pesto!
El pesto, cualquiera sea, es algo tan personal y tan temporal; depende del humor en el cual se encuentre y del clima cambiante y de lo que encuentre en su alacena. Dar una receta es pura pretensión y por lo tanto esto es solo un memento.
La hierba o la cantidad de hierba, o verdura, que le otorgara su nombre, o de la semilla que le hará de compañía, o del queso que se acoplará al trió o el aceite de oliva que los unirá, dependen solamente de usted y sus gustos y deseos”.
Y ya que se da la oportunidad, lea usted…
Poema Orégano de Pablo Neruda
Cuando aprendí con lentitud a hablar
creo que ya aprendí la incoherencia:
no me entendía nadie, ni yo mismo,
y odié aquellas palabras
que me volvían siempre al mismo pozo,
al pozo de mi ser aún oscuro,
aún traspasado de mi nacimiento,
hasta que me encontré sobre un andén
o en un campo recién estrenado
una palabra: orégano,
palabra que me desenredó
como sacándome de un laberinto.
No quise aprender más palabra alguna.
Quemé los diccionarios,
me encerré en esas sílabas cantoras,
retrospectivas, mágicas, silvestres,
y a todo grito por la orilla de los ríos,
entre las afiladas espadañas
o en el cemento de la ciudadela,
en minas, oficinas y velorios,
yo masticaba mi palabra orégano
y era como si fuera una paloma
la que soltaba entre los ignorantes.
Qué olor a corazón temible,
qué olor a violetario verdadero,
y qué forma de párpado
para dormir cerrando los ojos:
la noche tiene orégano
y otras veces haciéndose revólver
me acompañó a pasear entre las fieras:
esa palabra defendió mis versos.
Un tarascón, unos colmillos (iban
sin duda a destrozarme)
los jabalíes y los cocodrilos:
entonces
saqué de mi bolsillo
mi estimable palabra:
orégano, grité con alegría,
blandiéndola en mi mano temblorosa.
Oh milagro, las fieras asustadas
me pidieron perdón y me pidieron
humildemente orégano.
Oh lepidóptero entre las palabras,
oh palabra helicóptero,
purísima y preñada
como una aparición sacerdotal
y cargada de aroma,
territorial como un leopardo negro,
fosforescente orégano
que me sirvió para no hablar con nadie,
y para aclarar mi destino
renunciando al alarde del discurso
con un secreto idioma, el del orégano.
Qué y Cuanto
Las hojas de un ramo de orégano fresco o zaatar
Las hojas de ½ ramo de perejil fresco
50 gr. a 100gr. de nueces
3 a 5 dientes de ajo
50 cc. a 100 cc. de aceite de oliva virgen
75 gr. de queso gruyere rallado
Sal atlántica y pimienta blanca molida a gusto
Como
A) Prepare el pesto de orégano, picando, con la ayuda de una procesadora de alimentos, las hojas de orégano, las hojas de perejil, las nueces y los dientes de ajo. Agregue gradualmente el aceite de oliva.
B) Durante el proceso, pruebe y adapte el pesto a su sabor, modificando las cantidades.
C) Agréguele el queso gruyere rallado y pique nuevamente.
D) Pruebe.
E) Agréguele sal y pimienta molida.
F) Pruebe nuevamente y agréguele lo que desea para convertir este pesto en propio.
Y se puede usar como salsa para tallarines, o untando un sándwich, o aliñando ensaladas, o con arroz o papas. Yo lo use marinando pollo asado y quedo…
Exquisito!
Buen Provecho…
lunes, 16 de enero de 2012
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